domingo, 15 de abril de 2012

LA ETERNA REESCRITURA MEDIÁTICA

Game Change, 2012 (HBO)

Lo que ocurriera o no ocurriera en la campaña a la Presidencia de los Estados Unidos en 2008 ya no importa nada en términos de Historia Contemporánea a tinta impresa (o Wikipedia); lo único que ha acabado por tener interés es su proceso comunicativo, aquel que empezó hace cuatro años con unos acontecimientos que han ido mutando, una y otra vez, a través de diversos tratamientos ficcionales para terminar configurando una leyenda que sólo existe dentro de un bucle de reescritura infinito.


El pasado 10 de marzo, HBO estrenó el telefilm Game Change, adaptación audiovisual del libro con el mismo nombre escrito por los periodistas políticos John Heilemann y Mark Halperin, basado a su vez en la rumorología y los testimonios de más de 300 personas que estuvieron involucradas en la campaña electoral que puso a Barack Obama en la Casa Blanca.

El relato nos muestra lo que ocurría en las entrañas del partido republicano cuando los asesores políticos aconsejaron a John McCain presentar un ‘cambio de juego’ que les pusiera en competición con la promesa de renovación que había lanzado la oposición al proponer a una mujer, Hillary Clinton, y a un hombre de color, Obama, como candidatos a las primarias de su partido.


De la noche a la mañana, literalmente, los republicanos encontraron un vídeo de Sarah Pallin en YouTube y en un par de días la senadora de Alaska era presentada al país como la primera mujer en postularse al cargo de la vicepresidencia de los Estados Unidos.

Mientras la nación la celebraba como icono mediático, gracias a su capacidad de oratoria para revolucionar a las masas a través de discursos populistas, los miembros de su propio partido se echaban las manos a la cabeza al ir descubriendo que, más allá de sus cualidades interpretativas, Pallin no tenía ni el conocimiento ni la experiencia para encabezar un país. Ella ni siquiera sabía que Corea del Norte y Corea del Sur eran dos países diferentes.

Game Change ofrece tanto una crítica sobre la publicidad y el espectáculo en que se ha convertido la política contemporánea, donde lo único importante es sumar votos, como un acercamiento humano a la figura de Sarah Pallin en tiempos del periplo al que tuvo que hacer frente como candidata, madre, esposa, creyente y estrella del directo.


Hoy, cuatro años después, se sigue hablando de este tema a través de actualizaciones ficcionales que se van encadenando las unas con las otras y que nos han sentado en primera fila para contemplar un agujero negro que no es otro que el de la brecha entre la “realidad” y la conjetura narrativa donde lo interesante no es preguntarse ¿qué ocurrió?, sino ¿cómo van a contar esta vez lo que han dicho que dijeron que ocurrió?

La primera fase de esta cadena de relatos tiene lugar en la campaña electoral estadounidense de 2008. Lo que ocurrió de verdad y lo que sólo saben sus protagonistas sería el primer eslabón. El segundo se forjaría con la rumorología de las personas involucradas, de una u otra forma, en las filas del partido republicano.

La tercera historia se configuraría a partir de las conjeturas y crónicas de los grandes medios de masas y agencias de noticias del país, que plasmarían una visión de lo que estaba ocurriendo entre bambalinas. A partir de estas informaciones, los comentaristas y analistas políticos comunicarían una nueva recreación de los hechos, otro resumen subjetivo que nos llevaría hasta la cuarta parte de la cadena. Aquí tenemos que destacar el influyente papel que ejerció Saturday Night Live en la mediatización política, sobre todo con las imitaciones de Sarah Pallin y Hillary Clinton por parte de Tina Fey y Amy Poehler.


El quinto relato llegaría en forma de libro. Game Change fue publicado el 10 de enero de 2010 y en sus páginas se reescribía esta historia, una vez más, desde un nuevo punto de vista que había reunido mucha información a lo largo de los dos años transcurridos desde la coronación de Obama.

Por si no habíamos tenido suficientes actualizaciones, acaba de llegar desde HBO, como reescritura número 6, una adaptación de este libro que cuenta con un reparto más propio de una película de Ridley Scott: Julianne Moore, Ed Harris y Woody Harrelson. Y tranquilidad, que la cadena todavía no ha llegado al candado. Ahora estamos inmersos en plena séptima fase, esa en la que blogs y paginuchas como esta teorizan sobre el bucle repetitivo que ha configurado un relato interactivo muy interesante, el cual, con seguridad, aún no ha terminado de re-representarse.  


Game Change está recomendada para todos aquellos que quieran subirse al carro político que vuelve sobre sí mismo compulsivamente al más puro estilo Lost, y, sobre todo, para aquellos adictos a la autoflagelación  derivada de la reflexión sobre la voracidad de los medios de comunicación. Viendo la película de HBO uno se pregunta: ¿cómo es posible que pasen estas cosas en plena era de las hiperfacilidades tecnológicas?

En realidad, esto se puede responder con relativa facilidad. De dónde saca Juliane Moore su talento es, de lejos, mucho más intrigante.

lunes, 26 de marzo de 2012

LA SALUD DE LA (AUTO)PARODIA

2ª Temporada. Portlandia, 2011 - 2012 (IFC)

Los fumaderos de opio proliferaron a lo largo de Estados Unidos en la década de los cuarenta. La expresión to be on the hip, algo así como estar en la onda, se convirtió en el coloquialismo de referencia de esa parte más inquieta de una juventud abocada al desencanto. El fumador de opiáceos se recostaría sobre su cadera (hip) para sumergirse en su mundo interior a través del humo interestelar.


Esos jóvenes cool de los 40, los hipsters, no trataban de salvar la sociedad, sino que buscaban  formas de escapar de ella. Frente a una adultez que se antoja vacía y rendida al conformismo, el adolescente, intentando encontrar otras rutas, diría no al sistema y sí a si mismo.

Si esos hipsters hubieran nacido en la década de los treinta, en lugar de en los años cuarenta, hubieran sido marxistas; en los cincuenta  hubieran sido beatniks; en la década de los sesenta les hubieran llamado hippies y en el 2012 harían todo lo posible por encontrar una propiedad que alquilar en las calles de Portland.

La televisión ha encontrado un hueco para actualizar la comedia y empaparla de apuntes sociológicos mucho más contemporáneos en Portlandia. Estrenada en 2011, la serie de IFC nos traslada a la capital de Oregón, un lugar tan alternativo que los propios jóvenes se van allí a retirarse. En sus calles el sueño de los 90 sigue vivo.


Creada por Fred Armisen, miembro de Saturday Night Live desde 2002, y Carrie Brownstein, vocalista – guitarrista de Sleater Kinney, Portlandia ha venido a autoparodiar, y homenajear al mismo tiempo, al moderno conceptual a través de aspectos y temáticas bastante reconocibles como la permacultura, el feminismo panfletario, la ortorexia, el pose elitista de la crítica musical, la adicción a las series de televisión, la dependencia tecnológica o la obsesión por ser “diferente”. Aunque también a través de otro puñado de cosas mucho más absurdas (como debe de ser).

El Portland de Portlandia está en algún lugar indeterminado entre la ficción y la realidad. A golpe de sketch vamos conociendo a diversos personajes, todos interpretados por Armisen y Brownstein, capaces  de poner en relieve la topografía social que, si bien parece endémica de esta ciudad americana, en nada se aleja de comportamientos que podamos observar en nuestro entorno o nosotros mismos. Como comedia local funciona globalmente gracias a una ironía que ignora fronteras.


El único problema radica en la densidad de determinado humor cool y pretencioso que a veces se queda a medio camino y no funciona entre todos los espectadores. Ya de por si Portlandia es emitida por el canal de pago Independent Film Channel (una filial de AMC), dedicado a la difusión de contenido de culto con sabor indie. En otras palabras, se trata de una serie para un público no generalista.

La base de este humor de estar por casa tiene su génesis en ThunderAnt, un proyecto de sketchs para Youtube en el que Fred y Carrie trabajaban antes de dar forma a la serie de IFC. 

La primera temporada de Portlandia contó con seis episodios que fueron tanteando el terreno y probando suerte con diferentes gags, algunos muy cercanos al humor de otras grandes comedias de dúo como Little Britain
La recién finalizada segunda temporada ha aumentado el número de capítulos hasta diez y ha demostrado que sus creadores han encontrado la voz de la historia. Portlandia ha crecido mucho en esta segunda entrega y ha alcanzado cotas de lucidez desternillantes.


Como alicientes tenemos una conglomeración de cameos bastante peculiar. Por destacar a unos pocos: Eddie Vedder (Pearl Jam), Gus Van Sant, Kristen Wiig, Andy Samberg, Sam Adams (el alcade real de la ciudad), Selma Blair, Heather Graham, Edward James Olmos (Battlestar Galactica), Tim Robbins o Johnny Marr (The Smiths), son solo algunos ejemplos de las muchas y variopintas caras conocidas que se han acercado a las calles de Portland-Portlandia.

Con la tercera temporada ya confirmada para principios de 2013, IFC ha anunciado, además,  que tendremos dos episodios especiales durante la espera, uno para verano y otro en Navidad. 

Lo más interesante de este collage reside en la ambigüedad de su tono, donde los creadores han sabido asentarse en un binomio autoparodia–homenaje que se explaya en mostrar con gracia las urban realities, a través de una autocrítica que proclama a la inteligencia y al sentido del humor como las virtudes esenciales a subrayar en una lista de cualidades del siglo XXI. Su cabecera nos parece introducir en una serie mucho más "seria", al estilo How To Make it in America, que en la comedia vegana que en realidad es.


Cada generación de adolescentes traza su propio itinerario en la búsqueda de sentido y conocimiento. La forma y el color de cada revolución cambian de época en época, pero el fondo y el contenido de cada movimiento es siempre el mismo. La incertidumbre, el sin descanso, el hambre de justicia y significado han resistido hasta este 2012, donde el desencanto ha dejado de estar en los bordes para convertirse en un grito masivo.

lunes, 20 de febrero de 2012

SERIES YOUTUBIZADAS

Threesome, 2011 (Comedy Central)


En 2.555 días (7 años) han acontecido algunos cambios importantes. Con el séptimo cumpleaños de YouTube, el portal de videos más popular del mundo fue creado en febrero de 2005, resulta sencillo echar la vista atrás y ver cómo este nuevo modelo digital de exhibición ha transformado ciertas estructuras arcaicas de expresión, promoción y producción de contenido audiovisual.


Con la un poco engañosa ‘Broadcast Yourself’, se han ido dando pasos de gigante en lo que a democratización de acceso y exhibición de creaciones propias se refiere. 
Aprovechando la coyuntura, numerosas series amateur han ido probando suerte a través de sus canales personalizados, sustituyendo a los intermediarios de antaño por las herramientas del social media. Algunos experimentos han acabado por conquistar bastos territorios creativos, como el fenómeno de Malviviendo o la siempre oportuna parodia de Lost 2.342.

Lo más curioso de esta profunda revolución en la arquitectura del sistema comunicativo es que ha puesto en tela de juicio la calidad de muchas producciones “profesionales” y ha dispersado las miradas a diferentes soportes de difusión más allá de la televisión. Esto aporta mucha luz, u oscuridad (según se mire), a la situación de nuestra industria cultural y del espectáculo, donde la remuneración está al otro lado del televisor mientras que la creatividad parece florecer en Vimeo.


Por otro lado, se está empezando a desatar un fenómeno de convergencia de medios y canales donde series online que parecían endémicas al soporte multimedia están, sin embargo, exportándose e influenciando cada vez más a las obras de ventanas tradicionales. Algunas cadenas están empezando a generar audiovisual de exhibición para pequeña pantalla, pero cuyo contenido y diseño de producción se aproxima mucho más a esos proyectos low cost que han encontrado en YouTube el mejor aliado de difusión.

La sensación que se tiene al ver Threesome es justamente esa. Parece una serie importada a la televisión directamente desde la Red. Creada por Tom MacRae y emitida en el último trimestre de 2011 por la cadena británica Comedy Central, esta comedia de situación recorre, a lo largo de 7 episodios, la vida de tres amigos que deciden, al borde de la treintena, tener un hijo juntos


Alice y Mitch son pareja desde hace cuatro años y Richie es el mejor amigo homosexual de ambos. Después de una noche de juega, los tres acaban en la cama engendrando un bebe que pretenderán criar a tres bandas. Confirmada ya para una segunda temporada, Threesome guarda en sus pocas pretensiones bastantes virtudes. Cuando sus personajes no intentan ser demasiado graciosos, la historia es hilarante, y cuando no tropiezan con algunos tópicos facilones, las tramas van cargadas de entretenimiento. 

Como sitcom funciona por el talento de sus intérpretes, por las relaciones de sus tres personajes, por el tratamiento y la beatificación de la amistad, por el tono desenfado y sencillo del relato, y por su escasa vergüenza a la hora de mostrar ciertos temas como las drogas, bajo un prisma cotidiano, un aspecto novedoso en este tipo de género. 


También original es la recurrente utilización de localizaciones exteriores y reales, que le confieren un toque más naturalista a la historia en comparación con las prototípicas comedias de situación de un solo decorado en plató. La ausencia de risas enlatadas es otro punto a favor para ver esta primera temporada tan breve y efectiva. 

Threesome es como una serie amateur de Youtube pero con presupuesto. Aunque se emite en una cadena televisiva de pago, su aspecto está más cerca de algunas series online de compañeros de piso (todo un género propio ya) como El piso de Serge González o Inquilinos, que de Friends o The Big Bang Theory


Este look semicasero no supone ningún inconveniente a la hora de visionar la serie. Por el contrario, aporta un plus de cercanía que le da carta blanca a la hora de tomarse ciertas licencias creativas en cuanto a la forma y al contenido, y que le deja mantener intactos los diálogos malsonantes y los comportamientos desfasados. 

Cuando algunos relatos online son más interesantes que las series de las televisiones públicas y comerciales, y cuando algunas historias profesionales están pareciéndose cada vez más a estas producciones caseras y mañosas, es momento de sentarse a pensar y fumarse un cigarro. Sobre todo si dejamos a Inglaterra a un lado y nos centramos en nuestra Península. 

Esta convergencia de medios puede ser beneficiosa en todos los aspectos del proceso comunicativo, pero todavía queda mucho por hacer y regular para que las obras televisivas de nuestro país den un necesario salto cualitativo y para que las historias de YouTube encuentren una forma de mantenerse en producción a través de la remuneración. 
Mientras ese momento llega, podemos disfrutar de Threesome, una comedia sencilla que cumple su cometido y que guarda en su casi anonimato y escasez de hype mediático un encanto especial. 

miércoles, 8 de febrero de 2012

SERIES EN LIQUIDACIÓN

6ª Temporada. Skins, 2007 - 2012 (E4)


El problema de las series americanoides de instituto al uso (o sus fotocopias patrias) siempre ha sido el mismo: la obsesión por condensar infinitas tramas y conflictos en un puñado de alumnos a los que se les putea hasta límites de psicosis y que, para cuando llegan a la universidad, han vivido más que Charlie Sheen y Paz de la Huerta juntos a lo largo de todas sus vidas.


Estos folletines comienzan presentándonos a unos personajes claramente estereotipados cuyos hándicaps existenciales vienen a representar algunos de los problemas a los que, en teoría, se tiene que enfrentar el adolescente de a pie. Hecho que no deja de ser curioso si pensamos que, como poco, un 50% del público religioso de series como 90210 o Gossip Girl hace ya tiempo que pasaron la veintena.

La cierto es que el entretenimiento suele estar siempre más que garantizado, pero ¿hasta dónde es posible llevar esta concatenación de diferentes identidades en un solo personaje? La que al principio de la serie era “la embarazada” pasa a ser “la drogadicta” en el capitulo 5, para luego ir mutando a lo largo de la temporada en cantante, lesbiana, life-couching, asesina en serie, mamporrera, bipolar y call girl

Tanto para los que escriben estas series como para quienes las consumen, esta forma tan particular de contar historias sin frenos es una adicción divertidísima que, sin embargo, aniquila toda la esencia y el sentido de los personajes al pasar del tercer episodio. Los guionistas se olvidan del mensaje que querían propulsar en un principio porque están obsesionados en crear nuevas tramas escandalosas que redefinan a sus personajes y los impulse a enrollarse todos con todos

Esto lo debían de saber muy bien Jamie Brittain y Bryan Elsley cuando en 2007 crearon Skins. El reseteo que hace esta serie cada dos años, al eliminar a los protagonistas y a sus correspondientes intérpretes para estrenar cast nuevo, ha servido para evitar el agotamiento personajístico y para tratar multitud de temáticas, tanto contemporáneas como históricas, sin la obligación de deformar la esencia de estos adolescentes a través del sufrimiento desquiciado. 


Con su primera generación (1ª y 2ª temporada), Skins se convirtió en La serie de culto por calidad y mérito propio. Su mensaje caló entre gentes de todas las edades como la respuesta (bien entendida)  liberal y necesaria a todas esas series de instituto con gente guapa y adinerada. Sus protagonistas ya no eran alumnos populares, al contrario, formaban parte de lo que algunos definen como “la contracultura” y tenían problemas que se supieron dilatar y tratar con grandes dosis de drama, comedia y realismo mágico. Pero más importante aún: lo supieron hacer sin llegar a perder el origen de los personajes y la voz de la serie.

Skins ha sido tan grande precisamente por eso. Desde el primer episodio, su personalísima voz nos ha ofrecido el retrato de una juventud mucho más cercana y contemporánea que con la que estábamos acostumbrados a conformarnos. Ese grito alcoholizado nos ha permitido explorar algunos temas como la depresión, la bulimia, la promiscuidad compulsiva, la incapacidad de amar, el miedo a crecer, la orientación sexual, la incomunicación familiar o la violencia social. Todo desde una perspectiva nueva que ha irradiado creatividad y momentos inolvidables


La generación de personajes que recorren las dos primeras temporadas estuvieron en estado de gracia debido a la comunión de un guión originalísimo, un discurso personal en extremo, unos actores rebosantes de talento, una focalización muy detallista que centraba cada capítulo en un protagonista y un tratamiento de las situaciones cómicas y dramáticas que se desarrollaban, a la par y con soltura, entre lo cotidiano y lo alucinógeno

Cassie y Chris traspasaron su historia a otros inquilinos a los que se les encomendaba una difícil tarea. Skins conservaría su universo diegético intacto: lugar, tiempo, ambiente, historia, ritmo, narración, fondo y forma. Todo se mantuvo tal cual a la espera de que Effy Stonen repoblará Bristol con nuevos protagonistas cuya misión de mantener la serie a la altura y la anchura de la primera generación se antojaba difícil y desconcertante.


Era inevitable que en ese traspaso se perdiera parte de la vitalidad de la historia. El relato se desinfló ligeramente con la salida de los primeros moradores de la serie, aunque esto era una consecuencia inherente al proceso de traspaso. Los escritores supieron construir una nueva voz para la segunda generación (3ª y 4ª temporada) y nos ofrecieron un cuadro de relaciones entre personajes, si bien no tan cómico como en las dos primeras temporadas, más interesante y potente todavía.

Soy de la opinión de que la primera generación de Skins fue la mejor. Sin embargo, el mejor personaje de la historia hasta la fecha ha sido James Cook. Su papel a la deriva entre los excesos, la soledad y la violencia nos regalaron tramas y momentos de gran intensidad y aplauso. Con el final de la 4ª temporada nos volvían a entrar dudas cuando los creadores anunciaron que la serie se traspasaba otra vez.


La tercera generación de Skins no ha estado a la altura, lo que no quiere decir que haya sido mala, sino que no ha sabido alcanzar los niveles de grandeza de sus compañeras. El problema está en que con el paso de los episodios no nos hemos ido sumergiéndonos en la historia ni preocupándonos por sus personajes. Es como si esta vez Skins tuviera sólo eso, piel, pero careciera de huesos, músculos y terminaciones nerviosas. La sensación general después de cada visionado es que han presentado tramas interesantes y que ha habido momentos de lucidez, pero cada episodio acaba sin pena ni gloria, sin desarrollar las tramas, sin sorprendernos ni emocionarnos del todo. 

Uno de los principales motivos de este debilitamiento ha sido la interpretación. Esta generación cuenta con mucho talento pero hay unos cuantos que chirrían (Sean Teale). También el hecho de que la cuarta temporada acabara de forma tan abstracta y violenta llevó a los guionistas a perfilar una 5ª entrega más domesticada y con muy poca cafeína. Faltaron muchas cosas y, como consecuencia, este sexto año se está perfilando como todo lo contrario. Tanto es así que los actores han comentado que este año Skins va a ‘pushing boundaries(forzar los límites), lo que no sabemos si es una simple estrategia de marketing o de verdad han trabajado con esmero para ofrecer un espectáculo con excesos inteligentes y consecuentes.


El tráiler nos permite echar un vistazo a lo que vendrá y parece querer subrayar incesantemente el exceso con el que nos deleitarán: parece una mezcla de películas como Kids, Brick y Crash. Da la sensación de que Skins ya no va a traspasarse más, sino que en la serie están de liquidación y quieren darnos unas últimas horas llenas de sangre, tetas, cadáveres y ketamina. Ya veremos si este ‘pushing boundaries’ es algo más que una herramienta publicitaria.

Aunque tengo miedo de que Skins eche el cierre pareciéndose cada vez más a esas series americanoides de instituto contra las que surgió en sus orígenes, tengo que decir que los tres episodios emitidos hasta la fecha han mejorado considerablemente en comparación con la temporada anterior y prometen revitalizar un poco la estructura ósea del relato

jueves, 19 de enero de 2012

WANDERLUST AUDIOVISUAL Y DIDÁCTICO EN 720p

Human Planet, 2011 (BBC)              TRAILER


Algunas series podrían ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por su aportación informativa y documental, y su contribución a la inspiración necesaria de miles de seres humanos que descubren con asombro la capacidad de adaptación de sus congéneres y recuerdan que, detrás de estos barrizales mediático-urbanos, descansa una belleza infinita que tendemos a olvidar con asiduidad. 


Desde Reino Unido nos llegó en 2011 una miniserie documental de 8 episodios (cincuenta minutos de duración) que aborda las relaciones entre el ser humano y la Naturaleza, explorando la forma en la que nos adaptamos a diferentes medios en condiciones extremas. Human Planet fue grabado a lo largo de tres años en cuarenta países. Su relato nos ofrece un recorrido a través de más de 70 historias en los lugares más recónditos del Planeta Tierra.

Narrada por la profunda y solemne voz de John Hurt (“Melancolía”, “Los Crímenes de Oxford”), cada capítulo se centra en un medio distinto para contarnos las extraordinarias historias de personas anónimas cuya convivencia con la Naturaleza es un desafío cotidiano:



Human Planet cuenta con numerosos valores añadidos que la convierten en un visionado imprescindible. Es la primera vez que la BBC usa a un profesional de la fotografía fija para producir imagen en movimiento. Timothy Allen consigue congelar momentos irrepetibles y proyecta imágenes bellísimas en una alta definición extrema e hipnótica

Además, la serie nos ofrece unos puntos de vista casi imposibles a través de cámaras de última generación colocadas en barcos, aviones, parapentes, tirolinas, animales, vehículos y un sinfín de objetos que permiten configurar un relato en constante movimiento y narrado a través de multitud de angulaciones exóticas para regalarnos una perspectiva privilegiada como pocas otras.


Tanto es así que, a menudo, sufrimos por la seguridad del equipo de realización ya que la peligrosidad de ciertas historias nos hace experimentar la grandeza de lo que estamos observando. La tensión del relato nos traslada hacía las profundidades marinas, el techo de las selvas o las entrañas del volcán, pero siempre centrándose en los seres humanos que tienen que habitar esos espacios para sobrevivir. La forma del relato acompaña a la espectacularidad del contenido con un despliegue de producción que nos hace cuestionarnos continuamente cómo habrán conseguido grabar esto de aquella manera.  

La BBC es consciente de la curiosidad que despierta esta prestidigitación técnica y nos regala, al final de cada capitulo, una sección de making of para completar nuestro conocimiento cinematográfico y explicarnos cómo se han adaptado ellos al medio para construir una épica que haga justicia al contenido. ‘Behind the Lens’ nos revela los secretos del rodaje, las complejidades de producción y la maña e inventiva con la que han afrontado el reto de contar todas estas historias.


Human Planet no es sólo un espectacular programa de televisión, podría utilizarse, sin lugar a dudas, como material didáctico para fomentar el respeto y la curiosidad por la Naturaleza, y concienciar del cambio climático al espectador sin hablar de él explícitamente. (También podría utilizarse como documento de auto-ayuda… y es que si la gente es capaz de llevar una vida saludable y feliz en condiciones tan extremas… ¿Cómo no vamos a poder nosotros con tantísimo confort?) 

Si con el último disco-proyecto multimedia de Bjork, Biophilia, un trabajo de 10 canciones en el que se reflexiona sobre las relaciones entre la naturaleza, la música y la tecnología, se ha creado un programa didáctico que ya está viajando a través de las escuelas de Islandia, y que lo hará en los próximos meses en las de Nueva York, imaginaros lo que se podría hacer con las ocho partes que conforman Human Planet.


Es más, si las enseñanzas prácticas y metafísicas de Salvador Raya están llegando a todos los rincones del globo terráqueo como revelaciones del conocimiento absoluto para el ciudadano universal y 2.0, la serie de la BBC se podría perfilar como la nueva Constitución que todo Ayuntamiento debería entregar a los ciudadanos cuando se hacen el carnet de identidad por primera vez. 

En cualquier caso, en escuelas o no, Human Planet es el gatillo de colores que dispara la curiosidad y despierta las inquietudes por conocer y saber. Más que una serie, se trata de un documento que deja de manifiesto la naturaleza del verdadero espíritu de superación y nos recuerda que hay que mirar al suelo con humildad y al cielo con alegría.

martes, 17 de enero de 2012

FOMENTAR INQUIETUDES ELEMENTALES


La enseñanza de cine en España es casi inexistente y poco accesible. A lo largo de nuestra educación elemental no recibimos ninguna formación intelectual que nos permita comprender la naturaleza del audiovisual o que nos ayude a forjar un espíritu crítico de cara a contenidos televisivos y multimedia. 


En consecuencia, nadie puede culpar a un adolescente por contribuir a que determinada programación sea líder de audiencia o a un adulto por no saber diferenciar entre un relato de calidad y una defecación en panorámico. No hay conocimiento, no hay referencias, no hay bagaje, no hay background y mucho peor que todo eso: no hay inquietudes. Por lo tanto, la demanda de conocimiento no existe y la exigencia de expectativas parece una extravagancia de locos y gente “rara”.

Los organismos públicos no velan por el fomento de la cultura y el conocimiento como motor de evolución y estabilidad de la sociedad. La expresión de “Estado del Bienestar” es una idea comodín que sólo pretende abarcar lo económico, como si la economía no mantuviera ningún tipo de relación con la educación, la cultura y la estimulación del intelecto. No ofreciendo el conocimiento desatan una relación en cadena que automáticamente noquea las inquietudes y la sed por saber más, lo que hace que nadie enseñe porque nadie aprende, y así hasta que la pescadilla está gorda como una nutria. 


En la recién publicada lista de las 150 mejores universidades del mundo no hay ni una sola española. Si hoy hablamos de crisis ya veremos que término nos inventamos para explicar lo que tendremos en nuestras ciudades en 2020. Con cada medida se intenta justificar una mediocridad que está estancada y que no incita a nada más que la conformidad de ideas y la depresión crónica. 

Un adolescente pasa por la Educación Primaria, Secundaria y el Bachillerato sin entrar en contacto con nociones básicas de Teoría del cine o Historia de los medios de comunicación españoles. Nombres como Saura, Erice o Buñuel se escapan a nuestro entendimiento del país en el que hemos nacido y quedan tristemente excluidos de nuestra identidad nacional. Si alguien quiere formarse ligeramente en materia audiovisual debe ser un valiente autodidacta. 


Nuestro sistema de Educación Pública no sólo vive de espaldas a la consideración del cine como materia de cultura y comunicación digna de enseñanza, sino que hace un uso poco frecuente de las proyecciones como vehículo de aprendizaje y complementación en la educación. 

Que estemos inmersos en la era de la información (o la desinformación, la era de la imagen, la era de los contenidos o lo que sea), y todavía no se esté preparando al estudiante medio para formar su capacidad de recepción y asimilación de cara a la cantidad de informaciones a las que va a estar expuesto es una incoherencia brutal. Si los organismos no exigen más nunca llegará el día en que los alumnos exijan más.


Afortunadamente aún tenemos algunas herramientas como Internet (¡y los libros!) que nos permiten ser autodidactas a través del texto, el sonido y la imagen, y nos permiten DESCARGAR series de televisión decentes que nos eviten SUFRIR los folletines epilépticos de algunas de las producciones de nuestra televisión pública. Y no, no estoy hablando de…

sábado, 14 de enero de 2012

ECUACIONES DE LUJO

A propósito de Freaks and Geeks & Undeclared

Girls nos contará la historia del veinteañero que se tiene que incorporar al mundo “adulto” sintiendo que nunca jamás había estado tan lejos de esa supuesta “madurez”. La serie de HBO se estrenará este 15 de Abril y nos devolverá a la búsqueda interminable de autorrealización e identidad a la que se enfrenta casi todo urbanita en ese universo donde parece que el mundo entero tiene todo claro y decidido. Menos nosotros. 


Un relato de búsqueda, descubrimiento, dilemas e incertidumbre… en Nueva York. Sí, otra vez. Parece que nunca nos cansamos de las crisis existenciales de los neoyorkinos. Este aparente dramedia viene a contarnos una fábula a lo Woody Allen que nunca dejará de reescribirse o actualizarse. En esta ocasión, bajo una óptica nada exenta de personalidad pues el proyecto viene apadrinado por dos autores de lujo: Judd Apatow y Lena Dunham

Él es el creador, guionista, director y, sobre todo, productor de esta llamada Nueva Comedia Americana que tanto esta dando que hablar. Avalado por un amplio éxito de crítica y de taquilla, Apatow ha parido algunas películas de notable interés como ‘Superbad’, ‘The 40 year old Virgin’, ‘Knocked-up’ y ‘Funny People’. Sin embargo, la importancia de su labor se extiende más allá de la dirección. 


Su papel como creador ha trascendido hasta el punto de acabar por convertirle en el sello y la bandera de un basto espectro de producciones que comparten un universo mutuo empapado de ciertos estilemas: la exaltación de la amistad, especialmente la masculina en el, ya casi en la RAE, Bromance, es decir, una historia de amor entre hombres heterosexuales que se apoyan en la camaradería por encima de todo. 

También destaca que la narración esté filtrada desde la perspectiva del loser, el nerd, el pajillero; aquel que en su día era el pardillo de la clase y ahora se venga sin violencia de ese sistema de clases que parece jerarquizar el mundo. O la recurrente utilización del cannabis como vía de entretenimiento y distensión, la casi beatificación del vago, del YouTube y de la consola. Y todo ello como antesala al paso definitivo: un gran amor que le de sentido a todo y permita formar una familia


Ciertamente estas historias homenajean el papel de la familia a través de un humor más verbal que físico, cuyas bromas beben de la cultura popular y, especialmente, del mundo de la televisión.  Los diálogos están plagados de homenajes y referencias a numerosos cómicos, series y películas. 

Pero el mérito no es sólo suyo. Multitud de guionistas, actores, productores y profesionales de diferentes ramas del audiovisual han desarrollado sus carreras bajo el ala de Judd Apatow, hasta el punto de crear todos juntos un prototipo de comedia que prioriza en los personajes (character-driven) y que se está materializando en numerosas películas, cortometrajes y series de televisión, cuyos profesionales forman parte de un mundillo en el que todos colaboran en los proyectos de todos. 

Judd Apatow es un animal televisivo. No es de extrañar que sus películas tengan el aspecto de una serie más que de una superproducción hollywoodiense. El más bien bajo presupuesto, el ritmo de las escenas, la poca abundancia de movimientos de cámara, una cierta teatralidad en la interacción de los personajes, la escasez de escenarios, la linealidad de la narración y hasta aspectos técnicos como la iluminación nos hacen estar más cerca de lo que sería un capitulo de larga duración que de una película “clásica” con abundantes recursos.

Su carrera se forjó en shows televisivos como The Larry Sanders Show y The Ben Stiller Show. Compartió piso con Adam Sandler y escribió tres pilotos que nunca vieron la luz: North Hollywood, Sick in the Head y Life on Parole. Su popularidad llego de la mano de la que para nosotros es su obra clave: Freaks and Geeks (1999).


Serie de culto emitida por NBC y creada por Paul Feig, F&G fue cancelada después de 18 episodios, convirtiéndose en el hito audiovisual de referencia en lo que a historias de instituto se refiere. La clave de su éxito reside en algo muy sencillo: el relato se centra en un grupo de gente normal, en esos losers que somos todos, y se aleja de las cheerleaders y los quarterbacks para ofrecer un retrato más humano de todos los estereotipos. 

Con Undeclared (2001) ocurrió exactamente lo mismo. Creada por el propio Apatow, fue cancelada por Fox tras sólo 17 capítulos. La historia se centraba en un grupo de universitarios de primer año. Su protagonista no tenía todavía muy claro qué quería ser de mayor y en su matricula se definió como ‘Undeclared’. De una trascendencia menor que Freaks and Geeks, esta serie alcanzó cotas de humor impagables y reunió a un buen puñado de cómicos estrella, como son Ben Stiller, Will Ferrell, Amy Poehler, Adam Sandler o Jason Segel. Cuando Apatow triunfó en el mundo del cine contrató a todos los guionistas de Undeclared para que trabajaran en su productora .


Sin embargo, no todo ha sido éxito y carcajadas. Sus historias también han recibido muchas críticas acusándolo de machista. Katherine Heigl (Grey’s Anatomy), la protagonista de Knocked-up, declaró que tenía sentimientos encontrados con la película porque le parecía un tanto sexista. Decía que pintaba a las mujeres como estiradas sin sentido del humor y causantes de todos los problemas de los hombres.

El antiguo colaborador de Apatow, Mike White, ahora guionista, director y actor de Enlightened junto a Laura Dern, dijo que no le gustaba el tono que estaban cogiendo las últimas películas de su amigo, donde cada vez se estaba ofreciendo una peor imagen de las mujeres y los homosexuales.
No sabemos si han sido estas críticas las que impulsaron a Judd Apatow a producir ‘Bridesmaids’ (“La boda de mi mejor amiga”), una típica comedia de este universo donde el bromance esta protagonizado, al fin, por un grupo de mujeres. Ahora va a continuar explorando el mundo femenino, pero en televisión.


Girls supone su regreso a la pequeña pantalla y en esta ocasión dudamos que la serie vaya a ser cancelada en su primera temporada, pues contamos con el pedigrí HBO. Su labor viene a ser la de productor de una serie que ha sido creada, escrita, dirigida e interpretada por Lena Dunham. Esta joven estadounidense de 25 años, hija de la prestigiosa fotógrafa Laurie Simmons, empezó haciendo videos en YouTube después de graduarse en Escritura Creativa y ha emergido como el nuevo talento de su generación en un tiempo récord.

En 2010 ganó, entre otros muchos, el premio al Mejor Guión Original en los Independent Spirit Awards con su debut ‘Tiny Furniture’ (2009), film que escribió, produjo, dirigió e interpretó, y que ha recibido un aplauso unánime de la crítica, sobre todo por sus personalísimos diálogos. La sinopsis de esta película es prácticamente la misma que la de la futura Girls: "Aura, de 22 años, regresa a casa con un diploma en Teoría del Cine, 357 visitas a su página de YouTube, un reciente fracaso amoroso, un hámster moribundo y la autoestima por los suelos".


Aunque esta premisa de jóvenes a la deriva en la gran ciudad a la caza de un propósito, una voz propia y una estabilidad en numerosos y distintos niveles ya la hemos visionado otras tantas veces, la suma de HBO, Lena Dunhan y Judd Apatow conforman una receta en la que esta mezcla de ingredientes autorales se antoja hasta obscena y nos da ganas de que Abril llegue lo antes posible. 

martes, 10 de enero de 2012

SPANISH HORROR STORY

A propósito de Sarah Palin's Alaska


Mariano Rajoy y Elvira Fernández no lo van a tener nada fácil en esta nueva etapa al frente del Gobierno. No se trata simplemente de la crudeza de la recesión económica y de la gran responsabilidad inherente a un cargo de semejante calibre. Muchos pensarán en el cómo lo van a hacer estos cabezas de partido para solventar la falta de liquidez y la incertidumbre anímica de gran parte de la población. Pero hay cosas mucho más complicadas que todo esto. Mucho más oscuras. Cosas que nadie quiere que sepamos. Secretos que nosotros te vamos a contar.


El reto más decisivo al que se enfrenta el matrimonio Rajoy es el de la mudanza. Y no por el rollo de redecorar. Qué va. Nos referimos a algo grande, mucho más grande. Durante años ha corrido el rumor de que La Moncloa está maldita. Desde luego indicios no nos faltan. Fuentes internas han trabajado concienzudamente para que esta información no llegue a la “opinión pública”, pero ha llegado el momento de que esta pobre y mundana “opinión pública” conozca la verdad y entienda, por fin, que ellos no tienen culpa de nada. Todos nuestros pobres líderes han estado bajo la influencia de fuerzas oscuras, como poseídos por El humo negro.

La nuestra es una historia de sirvientas que mutan en pornochachas, de muertos cuyos cuerpos llevan ya un tiempo ardiendo, de mentiras e infidelidades, de ministros en trajes de látex, de mujeres que perdieron a sus hijos y de monstruos en el sótano. 
Los pasillos de La Moncloa no han conocido compasión y conseguirán volver loco hasta al más vallisoletano. Poca gente ha salido de allí con vida y, si lo han hecho, ha sido bajo condiciones mentales no recomendadas para menores de 18. El nuestro es un relato de memoria histórica.


Las relaciones entre políticos y televisión en estos tiempos de apocalipsis perpetuo están conformando un sistema de recepción altamente serializado. La actualidad política ha dejado de ser un contenido que se mide en noticias para empezar a emitirse en capítulos. No es de extrañar que cada vez oigamos más a menudo expresiones como el 1x01 de Soraya, el Season Finale de ZP, el crossover de Ana Botella, el Spin-off de Carme Chacón o el cameo de La Merkel y Sarkozi.

La democracia ha dejado de ser un sistema cimentado en el voto para empezar a confiar en el modelo publicitario de los ratings. No creo que sea ninguna tontería si digo que el grado de deformación y desconfianza en nuestros representantes ha llegado a bordes irreversibles en el que la política, una parte tan importante de nuestra vida como ciudadanos, no deja de percibirse más allá de la ficción. Ciertamente, muy a menudo, todo esto nos parece extremadamente ajeno y lejano. Peor todavía: lo percibimos como una comedia cuando es casi siempre tragedia.


La dinámica de lo destructivo, de la crítica por la crítica, de la falsa humildad, del afán de protagonismo, de la falta de comunicación y de la mitificación de una comodidad engañosa han llevado a todos nuestros políticos a perder el contacto con la “realidad” de para los que trabajan,  y, en consecuencia, a que nosotros perdamos la orientación en todo este tinglado que tanto nos incumbe. 
Cuando todo lo que sobran son opiniones y lo que escasea son informaciones claras, honestas y bien explicadas, la ardua tarea de mantenerte bien informado conlleva un esfuerzo cada día mayor, pero, además, requiere un ojo crítico bien entrenado que sepa diferenciar entre lo superficial y lo esencial. Buena suerte.

Deberían comenzar cada pleno con un ‘Previously on…’ que nos ponga en contexto y nos recuerde por donde íbamos. También estaría bien infografía integrada a lo Fringe que nos informe del escenario con precisión. ¿Qué no? Prueba a perderte un capítulo, a ver si te aclaras al siguiente. El estado de esquizofrenia que se experimenta a lo largo de la primera temporada de American Horror Story no dista mucho del que sentimos con el visionado diario de contenidos que, en teoría, están ahí para informarnos. 


La política debería ser política y no políticos. Las leyes deberían hacerse en conjunto, como se hacen los subtítulos en esa mutua colaboración altruista, transnacional y fascinante, para que los ciudadanos puedan disfrutar de su serie favorita tan sólo unas horas después de su emisión en el país de origen. El castellano de a pie no quiere consumir culebrón patrio porque, además de la baja calidad de nuestras series, ya tiene bastante con todo este sarao administrativo a lo Sálvame. La política se consume, hoy en día, en términos de irrealidad. Se consume. 

Trasladándonos a barrizales americanos, el piloto de Sarah Palin’s Alaska resulta esclarecedor en este aspecto y, por supuesto, una experiencia iniciática. Como reality show no funciona, más que nada porque de real tiene poco. Sin embargo, como serie bizarra a medio camino entre el documental sobre osos Grizzly y El Dogma 95, se adapta a todas nuestras expectativas vitales. Este producto es la accidentada desembocadura de esta corriente de política-espectáculo, es el máximo exponente de la falta de política en la política


Como híbrido abstracto alterna el drama de Sarah por mantener su vida privada ajena al periodista que la espía desde la casa de al lado, con el panfletismo didáctico que promociona los valores favoritos de los Palin, con la comedia costumbrista más guionizada en el manejo de la adolescencia de su hija, con momentos de máxima tensión en los que la protagonista lucha contra la adversidad al más puro estilo de “Desafío extremo”, con intentos de documental sobre la naturaleza de Alaska a lo David Attenborough, con momentos de película romántica hollywoodiense entre el matrimonio y con una suerte de making of de la senadora en sus colaboraciones con diversas cadenas de televisión y medios audiovisuales. 

Sarah Palin’s Alaska es el conglomerado estandarte de ciencia ficción en el que cabe todo. Porque así es la tendencia política últimamente: todo siempre es poco y si aburres estás muerto.  
Pero no perdamos la esperanza. En España aún no hemos llegado a estos niveles de genialidad. Todavía hay un lugar para la esperanza. Eso siempre que los fantasmas de La Moncloa den un poco de paz a nuestros gobernantes (y ellos a nosotros).