lunes, 26 de marzo de 2012

LA SALUD DE LA (AUTO)PARODIA

2ª Temporada. Portlandia, 2011 - 2012 (IFC)

Los fumaderos de opio proliferaron a lo largo de Estados Unidos en la década de los cuarenta. La expresión to be on the hip, algo así como estar en la onda, se convirtió en el coloquialismo de referencia de esa parte más inquieta de una juventud abocada al desencanto. El fumador de opiáceos se recostaría sobre su cadera (hip) para sumergirse en su mundo interior a través del humo interestelar.


Esos jóvenes cool de los 40, los hipsters, no trataban de salvar la sociedad, sino que buscaban  formas de escapar de ella. Frente a una adultez que se antoja vacía y rendida al conformismo, el adolescente, intentando encontrar otras rutas, diría no al sistema y sí a si mismo.

Si esos hipsters hubieran nacido en la década de los treinta, en lugar de en los años cuarenta, hubieran sido marxistas; en los cincuenta  hubieran sido beatniks; en la década de los sesenta les hubieran llamado hippies y en el 2012 harían todo lo posible por encontrar una propiedad que alquilar en las calles de Portland.

La televisión ha encontrado un hueco para actualizar la comedia y empaparla de apuntes sociológicos mucho más contemporáneos en Portlandia. Estrenada en 2011, la serie de IFC nos traslada a la capital de Oregón, un lugar tan alternativo que los propios jóvenes se van allí a retirarse. En sus calles el sueño de los 90 sigue vivo.


Creada por Fred Armisen, miembro de Saturday Night Live desde 2002, y Carrie Brownstein, vocalista – guitarrista de Sleater Kinney, Portlandia ha venido a autoparodiar, y homenajear al mismo tiempo, al moderno conceptual a través de aspectos y temáticas bastante reconocibles como la permacultura, el feminismo panfletario, la ortorexia, el pose elitista de la crítica musical, la adicción a las series de televisión, la dependencia tecnológica o la obsesión por ser “diferente”. Aunque también a través de otro puñado de cosas mucho más absurdas (como debe de ser).

El Portland de Portlandia está en algún lugar indeterminado entre la ficción y la realidad. A golpe de sketch vamos conociendo a diversos personajes, todos interpretados por Armisen y Brownstein, capaces  de poner en relieve la topografía social que, si bien parece endémica de esta ciudad americana, en nada se aleja de comportamientos que podamos observar en nuestro entorno o nosotros mismos. Como comedia local funciona globalmente gracias a una ironía que ignora fronteras.


El único problema radica en la densidad de determinado humor cool y pretencioso que a veces se queda a medio camino y no funciona entre todos los espectadores. Ya de por si Portlandia es emitida por el canal de pago Independent Film Channel (una filial de AMC), dedicado a la difusión de contenido de culto con sabor indie. En otras palabras, se trata de una serie para un público no generalista.

La base de este humor de estar por casa tiene su génesis en ThunderAnt, un proyecto de sketchs para Youtube en el que Fred y Carrie trabajaban antes de dar forma a la serie de IFC. 

La primera temporada de Portlandia contó con seis episodios que fueron tanteando el terreno y probando suerte con diferentes gags, algunos muy cercanos al humor de otras grandes comedias de dúo como Little Britain
La recién finalizada segunda temporada ha aumentado el número de capítulos hasta diez y ha demostrado que sus creadores han encontrado la voz de la historia. Portlandia ha crecido mucho en esta segunda entrega y ha alcanzado cotas de lucidez desternillantes.


Como alicientes tenemos una conglomeración de cameos bastante peculiar. Por destacar a unos pocos: Eddie Vedder (Pearl Jam), Gus Van Sant, Kristen Wiig, Andy Samberg, Sam Adams (el alcade real de la ciudad), Selma Blair, Heather Graham, Edward James Olmos (Battlestar Galactica), Tim Robbins o Johnny Marr (The Smiths), son solo algunos ejemplos de las muchas y variopintas caras conocidas que se han acercado a las calles de Portland-Portlandia.

Con la tercera temporada ya confirmada para principios de 2013, IFC ha anunciado, además,  que tendremos dos episodios especiales durante la espera, uno para verano y otro en Navidad. 

Lo más interesante de este collage reside en la ambigüedad de su tono, donde los creadores han sabido asentarse en un binomio autoparodia–homenaje que se explaya en mostrar con gracia las urban realities, a través de una autocrítica que proclama a la inteligencia y al sentido del humor como las virtudes esenciales a subrayar en una lista de cualidades del siglo XXI. Su cabecera nos parece introducir en una serie mucho más "seria", al estilo How To Make it in America, que en la comedia vegana que en realidad es.


Cada generación de adolescentes traza su propio itinerario en la búsqueda de sentido y conocimiento. La forma y el color de cada revolución cambian de época en época, pero el fondo y el contenido de cada movimiento es siempre el mismo. La incertidumbre, el sin descanso, el hambre de justicia y significado han resistido hasta este 2012, donde el desencanto ha dejado de estar en los bordes para convertirse en un grito masivo.

lunes, 20 de febrero de 2012

SERIES YOUTUBIZADAS

Threesome, 2011 (Comedy Central)


En 2.555 días (7 años) han acontecido algunos cambios importantes. Con el séptimo cumpleaños de YouTube, el portal de videos más popular del mundo fue creado en febrero de 2005, resulta sencillo echar la vista atrás y ver cómo este nuevo modelo digital de exhibición ha transformado ciertas estructuras arcaicas de expresión, promoción y producción de contenido audiovisual.


Con la un poco engañosa ‘Broadcast Yourself’, se han ido dando pasos de gigante en lo que a democratización de acceso y exhibición de creaciones propias se refiere. 
Aprovechando la coyuntura, numerosas series amateur han ido probando suerte a través de sus canales personalizados, sustituyendo a los intermediarios de antaño por las herramientas del social media. Algunos experimentos han acabado por conquistar bastos territorios creativos, como el fenómeno de Malviviendo o la siempre oportuna parodia de Lost 2.342.

Lo más curioso de esta profunda revolución en la arquitectura del sistema comunicativo es que ha puesto en tela de juicio la calidad de muchas producciones “profesionales” y ha dispersado las miradas a diferentes soportes de difusión más allá de la televisión. Esto aporta mucha luz, u oscuridad (según se mire), a la situación de nuestra industria cultural y del espectáculo, donde la remuneración está al otro lado del televisor mientras que la creatividad parece florecer en Vimeo.


Por otro lado, se está empezando a desatar un fenómeno de convergencia de medios y canales donde series online que parecían endémicas al soporte multimedia están, sin embargo, exportándose e influenciando cada vez más a las obras de ventanas tradicionales. Algunas cadenas están empezando a generar audiovisual de exhibición para pequeña pantalla, pero cuyo contenido y diseño de producción se aproxima mucho más a esos proyectos low cost que han encontrado en YouTube el mejor aliado de difusión.

La sensación que se tiene al ver Threesome es justamente esa. Parece una serie importada a la televisión directamente desde la Red. Creada por Tom MacRae y emitida en el último trimestre de 2011 por la cadena británica Comedy Central, esta comedia de situación recorre, a lo largo de 7 episodios, la vida de tres amigos que deciden, al borde de la treintena, tener un hijo juntos


Alice y Mitch son pareja desde hace cuatro años y Richie es el mejor amigo homosexual de ambos. Después de una noche de juega, los tres acaban en la cama engendrando un bebe que pretenderán criar a tres bandas. Confirmada ya para una segunda temporada, Threesome guarda en sus pocas pretensiones bastantes virtudes. Cuando sus personajes no intentan ser demasiado graciosos, la historia es hilarante, y cuando no tropiezan con algunos tópicos facilones, las tramas van cargadas de entretenimiento. 

Como sitcom funciona por el talento de sus intérpretes, por las relaciones de sus tres personajes, por el tratamiento y la beatificación de la amistad, por el tono desenfado y sencillo del relato, y por su escasa vergüenza a la hora de mostrar ciertos temas como las drogas, bajo un prisma cotidiano, un aspecto novedoso en este tipo de género. 


También original es la recurrente utilización de localizaciones exteriores y reales, que le confieren un toque más naturalista a la historia en comparación con las prototípicas comedias de situación de un solo decorado en plató. La ausencia de risas enlatadas es otro punto a favor para ver esta primera temporada tan breve y efectiva. 

Threesome es como una serie amateur de Youtube pero con presupuesto. Aunque se emite en una cadena televisiva de pago, su aspecto está más cerca de algunas series online de compañeros de piso (todo un género propio ya) como El piso de Serge González o Inquilinos, que de Friends o The Big Bang Theory


Este look semicasero no supone ningún inconveniente a la hora de visionar la serie. Por el contrario, aporta un plus de cercanía que le da carta blanca a la hora de tomarse ciertas licencias creativas en cuanto a la forma y al contenido, y que le deja mantener intactos los diálogos malsonantes y los comportamientos desfasados. 

Cuando algunos relatos online son más interesantes que las series de las televisiones públicas y comerciales, y cuando algunas historias profesionales están pareciéndose cada vez más a estas producciones caseras y mañosas, es momento de sentarse a pensar y fumarse un cigarro. Sobre todo si dejamos a Inglaterra a un lado y nos centramos en nuestra Península. 

Esta convergencia de medios puede ser beneficiosa en todos los aspectos del proceso comunicativo, pero todavía queda mucho por hacer y regular para que las obras televisivas de nuestro país den un necesario salto cualitativo y para que las historias de YouTube encuentren una forma de mantenerse en producción a través de la remuneración. 
Mientras ese momento llega, podemos disfrutar de Threesome, una comedia sencilla que cumple su cometido y que guarda en su casi anonimato y escasez de hype mediático un encanto especial.