sábado, 14 de enero de 2012

ECUACIONES DE LUJO

A propósito de Freaks and Geeks & Undeclared

Girls nos contará la historia del veinteañero que se tiene que incorporar al mundo “adulto” sintiendo que nunca jamás había estado tan lejos de esa supuesta “madurez”. La serie de HBO se estrenará este 15 de Abril y nos devolverá a la búsqueda interminable de autorrealización e identidad a la que se enfrenta casi todo urbanita en ese universo donde parece que el mundo entero tiene todo claro y decidido. Menos nosotros. 


Un relato de búsqueda, descubrimiento, dilemas e incertidumbre… en Nueva York. Sí, otra vez. Parece que nunca nos cansamos de las crisis existenciales de los neoyorkinos. Este aparente dramedia viene a contarnos una fábula a lo Woody Allen que nunca dejará de reescribirse o actualizarse. En esta ocasión, bajo una óptica nada exenta de personalidad pues el proyecto viene apadrinado por dos autores de lujo: Judd Apatow y Lena Dunham

Él es el creador, guionista, director y, sobre todo, productor de esta llamada Nueva Comedia Americana que tanto esta dando que hablar. Avalado por un amplio éxito de crítica y de taquilla, Apatow ha parido algunas películas de notable interés como ‘Superbad’, ‘The 40 year old Virgin’, ‘Knocked-up’ y ‘Funny People’. Sin embargo, la importancia de su labor se extiende más allá de la dirección. 


Su papel como creador ha trascendido hasta el punto de acabar por convertirle en el sello y la bandera de un basto espectro de producciones que comparten un universo mutuo empapado de ciertos estilemas: la exaltación de la amistad, especialmente la masculina en el, ya casi en la RAE, Bromance, es decir, una historia de amor entre hombres heterosexuales que se apoyan en la camaradería por encima de todo. 

También destaca que la narración esté filtrada desde la perspectiva del loser, el nerd, el pajillero; aquel que en su día era el pardillo de la clase y ahora se venga sin violencia de ese sistema de clases que parece jerarquizar el mundo. O la recurrente utilización del cannabis como vía de entretenimiento y distensión, la casi beatificación del vago, del YouTube y de la consola. Y todo ello como antesala al paso definitivo: un gran amor que le de sentido a todo y permita formar una familia


Ciertamente estas historias homenajean el papel de la familia a través de un humor más verbal que físico, cuyas bromas beben de la cultura popular y, especialmente, del mundo de la televisión.  Los diálogos están plagados de homenajes y referencias a numerosos cómicos, series y películas. 

Pero el mérito no es sólo suyo. Multitud de guionistas, actores, productores y profesionales de diferentes ramas del audiovisual han desarrollado sus carreras bajo el ala de Judd Apatow, hasta el punto de crear todos juntos un prototipo de comedia que prioriza en los personajes (character-driven) y que se está materializando en numerosas películas, cortometrajes y series de televisión, cuyos profesionales forman parte de un mundillo en el que todos colaboran en los proyectos de todos. 

Judd Apatow es un animal televisivo. No es de extrañar que sus películas tengan el aspecto de una serie más que de una superproducción hollywoodiense. El más bien bajo presupuesto, el ritmo de las escenas, la poca abundancia de movimientos de cámara, una cierta teatralidad en la interacción de los personajes, la escasez de escenarios, la linealidad de la narración y hasta aspectos técnicos como la iluminación nos hacen estar más cerca de lo que sería un capitulo de larga duración que de una película “clásica” con abundantes recursos.

Su carrera se forjó en shows televisivos como The Larry Sanders Show y The Ben Stiller Show. Compartió piso con Adam Sandler y escribió tres pilotos que nunca vieron la luz: North Hollywood, Sick in the Head y Life on Parole. Su popularidad llego de la mano de la que para nosotros es su obra clave: Freaks and Geeks (1999).


Serie de culto emitida por NBC y creada por Paul Feig, F&G fue cancelada después de 18 episodios, convirtiéndose en el hito audiovisual de referencia en lo que a historias de instituto se refiere. La clave de su éxito reside en algo muy sencillo: el relato se centra en un grupo de gente normal, en esos losers que somos todos, y se aleja de las cheerleaders y los quarterbacks para ofrecer un retrato más humano de todos los estereotipos. 

Con Undeclared (2001) ocurrió exactamente lo mismo. Creada por el propio Apatow, fue cancelada por Fox tras sólo 17 capítulos. La historia se centraba en un grupo de universitarios de primer año. Su protagonista no tenía todavía muy claro qué quería ser de mayor y en su matricula se definió como ‘Undeclared’. De una trascendencia menor que Freaks and Geeks, esta serie alcanzó cotas de humor impagables y reunió a un buen puñado de cómicos estrella, como son Ben Stiller, Will Ferrell, Amy Poehler, Adam Sandler o Jason Segel. Cuando Apatow triunfó en el mundo del cine contrató a todos los guionistas de Undeclared para que trabajaran en su productora .


Sin embargo, no todo ha sido éxito y carcajadas. Sus historias también han recibido muchas críticas acusándolo de machista. Katherine Heigl (Grey’s Anatomy), la protagonista de Knocked-up, declaró que tenía sentimientos encontrados con la película porque le parecía un tanto sexista. Decía que pintaba a las mujeres como estiradas sin sentido del humor y causantes de todos los problemas de los hombres.

El antiguo colaborador de Apatow, Mike White, ahora guionista, director y actor de Enlightened junto a Laura Dern, dijo que no le gustaba el tono que estaban cogiendo las últimas películas de su amigo, donde cada vez se estaba ofreciendo una peor imagen de las mujeres y los homosexuales.
No sabemos si han sido estas críticas las que impulsaron a Judd Apatow a producir ‘Bridesmaids’ (“La boda de mi mejor amiga”), una típica comedia de este universo donde el bromance esta protagonizado, al fin, por un grupo de mujeres. Ahora va a continuar explorando el mundo femenino, pero en televisión.


Girls supone su regreso a la pequeña pantalla y en esta ocasión dudamos que la serie vaya a ser cancelada en su primera temporada, pues contamos con el pedigrí HBO. Su labor viene a ser la de productor de una serie que ha sido creada, escrita, dirigida e interpretada por Lena Dunham. Esta joven estadounidense de 25 años, hija de la prestigiosa fotógrafa Laurie Simmons, empezó haciendo videos en YouTube después de graduarse en Escritura Creativa y ha emergido como el nuevo talento de su generación en un tiempo récord.

En 2010 ganó, entre otros muchos, el premio al Mejor Guión Original en los Independent Spirit Awards con su debut ‘Tiny Furniture’ (2009), film que escribió, produjo, dirigió e interpretó, y que ha recibido un aplauso unánime de la crítica, sobre todo por sus personalísimos diálogos. La sinopsis de esta película es prácticamente la misma que la de la futura Girls: "Aura, de 22 años, regresa a casa con un diploma en Teoría del Cine, 357 visitas a su página de YouTube, un reciente fracaso amoroso, un hámster moribundo y la autoestima por los suelos".


Aunque esta premisa de jóvenes a la deriva en la gran ciudad a la caza de un propósito, una voz propia y una estabilidad en numerosos y distintos niveles ya la hemos visionado otras tantas veces, la suma de HBO, Lena Dunhan y Judd Apatow conforman una receta en la que esta mezcla de ingredientes autorales se antoja hasta obscena y nos da ganas de que Abril llegue lo antes posible. 

martes, 10 de enero de 2012

SPANISH HORROR STORY

A propósito de Sarah Palin's Alaska


Mariano Rajoy y Elvira Fernández no lo van a tener nada fácil en esta nueva etapa al frente del Gobierno. No se trata simplemente de la crudeza de la recesión económica y de la gran responsabilidad inherente a un cargo de semejante calibre. Muchos pensarán en el cómo lo van a hacer estos cabezas de partido para solventar la falta de liquidez y la incertidumbre anímica de gran parte de la población. Pero hay cosas mucho más complicadas que todo esto. Mucho más oscuras. Cosas que nadie quiere que sepamos. Secretos que nosotros te vamos a contar.


El reto más decisivo al que se enfrenta el matrimonio Rajoy es el de la mudanza. Y no por el rollo de redecorar. Qué va. Nos referimos a algo grande, mucho más grande. Durante años ha corrido el rumor de que La Moncloa está maldita. Desde luego indicios no nos faltan. Fuentes internas han trabajado concienzudamente para que esta información no llegue a la “opinión pública”, pero ha llegado el momento de que esta pobre y mundana “opinión pública” conozca la verdad y entienda, por fin, que ellos no tienen culpa de nada. Todos nuestros pobres líderes han estado bajo la influencia de fuerzas oscuras, como poseídos por El humo negro.

La nuestra es una historia de sirvientas que mutan en pornochachas, de muertos cuyos cuerpos llevan ya un tiempo ardiendo, de mentiras e infidelidades, de ministros en trajes de látex, de mujeres que perdieron a sus hijos y de monstruos en el sótano. 
Los pasillos de La Moncloa no han conocido compasión y conseguirán volver loco hasta al más vallisoletano. Poca gente ha salido de allí con vida y, si lo han hecho, ha sido bajo condiciones mentales no recomendadas para menores de 18. El nuestro es un relato de memoria histórica.


Las relaciones entre políticos y televisión en estos tiempos de apocalipsis perpetuo están conformando un sistema de recepción altamente serializado. La actualidad política ha dejado de ser un contenido que se mide en noticias para empezar a emitirse en capítulos. No es de extrañar que cada vez oigamos más a menudo expresiones como el 1x01 de Soraya, el Season Finale de ZP, el crossover de Ana Botella, el Spin-off de Carme Chacón o el cameo de La Merkel y Sarkozi.

La democracia ha dejado de ser un sistema cimentado en el voto para empezar a confiar en el modelo publicitario de los ratings. No creo que sea ninguna tontería si digo que el grado de deformación y desconfianza en nuestros representantes ha llegado a bordes irreversibles en el que la política, una parte tan importante de nuestra vida como ciudadanos, no deja de percibirse más allá de la ficción. Ciertamente, muy a menudo, todo esto nos parece extremadamente ajeno y lejano. Peor todavía: lo percibimos como una comedia cuando es casi siempre tragedia.


La dinámica de lo destructivo, de la crítica por la crítica, de la falsa humildad, del afán de protagonismo, de la falta de comunicación y de la mitificación de una comodidad engañosa han llevado a todos nuestros políticos a perder el contacto con la “realidad” de para los que trabajan,  y, en consecuencia, a que nosotros perdamos la orientación en todo este tinglado que tanto nos incumbe. 
Cuando todo lo que sobran son opiniones y lo que escasea son informaciones claras, honestas y bien explicadas, la ardua tarea de mantenerte bien informado conlleva un esfuerzo cada día mayor, pero, además, requiere un ojo crítico bien entrenado que sepa diferenciar entre lo superficial y lo esencial. Buena suerte.

Deberían comenzar cada pleno con un ‘Previously on…’ que nos ponga en contexto y nos recuerde por donde íbamos. También estaría bien infografía integrada a lo Fringe que nos informe del escenario con precisión. ¿Qué no? Prueba a perderte un capítulo, a ver si te aclaras al siguiente. El estado de esquizofrenia que se experimenta a lo largo de la primera temporada de American Horror Story no dista mucho del que sentimos con el visionado diario de contenidos que, en teoría, están ahí para informarnos. 


La política debería ser política y no políticos. Las leyes deberían hacerse en conjunto, como se hacen los subtítulos en esa mutua colaboración altruista, transnacional y fascinante, para que los ciudadanos puedan disfrutar de su serie favorita tan sólo unas horas después de su emisión en el país de origen. El castellano de a pie no quiere consumir culebrón patrio porque, además de la baja calidad de nuestras series, ya tiene bastante con todo este sarao administrativo a lo Sálvame. La política se consume, hoy en día, en términos de irrealidad. Se consume. 

Trasladándonos a barrizales americanos, el piloto de Sarah Palin’s Alaska resulta esclarecedor en este aspecto y, por supuesto, una experiencia iniciática. Como reality show no funciona, más que nada porque de real tiene poco. Sin embargo, como serie bizarra a medio camino entre el documental sobre osos Grizzly y El Dogma 95, se adapta a todas nuestras expectativas vitales. Este producto es la accidentada desembocadura de esta corriente de política-espectáculo, es el máximo exponente de la falta de política en la política


Como híbrido abstracto alterna el drama de Sarah por mantener su vida privada ajena al periodista que la espía desde la casa de al lado, con el panfletismo didáctico que promociona los valores favoritos de los Palin, con la comedia costumbrista más guionizada en el manejo de la adolescencia de su hija, con momentos de máxima tensión en los que la protagonista lucha contra la adversidad al más puro estilo de “Desafío extremo”, con intentos de documental sobre la naturaleza de Alaska a lo David Attenborough, con momentos de película romántica hollywoodiense entre el matrimonio y con una suerte de making of de la senadora en sus colaboraciones con diversas cadenas de televisión y medios audiovisuales. 

Sarah Palin’s Alaska es el conglomerado estandarte de ciencia ficción en el que cabe todo. Porque así es la tendencia política últimamente: todo siempre es poco y si aburres estás muerto.  
Pero no perdamos la esperanza. En España aún no hemos llegado a estos niveles de genialidad. Todavía hay un lugar para la esperanza. Eso siempre que los fantasmas de La Moncloa den un poco de paz a nuestros gobernantes (y ellos a nosotros).